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jueves, 14 de octubre de 2010

Tercera selección de poemas de Bukowski

Extraídos de la compilación intitulada the pleasures of the damned (traducción también mía)



algo toca a la puerta

una gran luz blanca alborea a lo largo del
continente
tan pronto como lisonjeamos nuestras tradiciones fallidas,
[que] comúnmente preservamos asesinando
o [por las que] algunas veces asesinamos sólo por asesinar.
no parece tener importancia: las respuestas penden lejos
de nuestro alcance,
lejos de nuestra mano, lejos de nuestra mente.

los líderes del pasado fueron insuficientes,
los líderes del presente están faltos de preparación,
nos acurrucamos fuertemente en nuestras camas en la noche y esperamos.
es una espera sin esperanza, más parecida
a un rezo por una gracia inmerecida.

todo se va pareciendo más y más a la misma vieja
película.
los actores son diferentes pero la trama es siempre la misma:
un sinsentido.

debimos de haberlo sabido, observando a nuestros padres.
debimos de haberlo sabido, observando a nuestras madres.
ellos no supieron, tampoco estaban preparados para
enseñarnos.
fuimos demasiado inocentes como para ignorar su
consejo
y ahora hemos adoptado su
ignorancia como si fuera
nuestra.
somos como ellos, multiplicados.
somos sus deudas pendientes.
estamos en quiebra
monetaria y
espiritual.

hay algunas excepciones, claro,
pero éstas se tambalean en el
límite
y
en cualquier momento
caerán para unirse al resto
de nosotros,
los delirantes, los maltrechos, los ciegos y los tristemente
corruptos.

una gran luz blanca alborea a lo largo del
continente,
las flores se abren a ciegas con el aire apestoso,
tan grotesco y finalmente
inhabitable
es nuestro 21er siglo
que se debate por
nacer.



elefantes de Vietnam

primero ellos solían, me contó,
dispararle y bombardear a los elefantes,
podías escuchar sus alaridos por sobre todos los demás sonidos;
pero volabas alto para bombardear a la gente,
nunca la veías,
tan sólo un pequeño destello desde muy arriba
[en cambio] con los elefantes
podías ver lo que pasaba
y escuchar cómo daban alaridos;
le decía a mis compañeros, escuchen, chicos,
detengan eso,
pero tan sólo se reían
mientras los elefantes diseminados
levantaban las trompas (cuando éstas no les habían explotado)
abriendo sus bocas
grandes y
dando patadas con sus lerdas y torpes piernas
mientras les corría la sangre por grandes orificios en sus vientres.

luego volamos de regreso,
misión cumplida.
le dimos a todo:
convoys, vertederos, puentes, personas, elefantes y
demás.

[eso] me lo contó después, yo
me sentí mal por los
elefantes.




poema de una noche oscura


dicen que
nada es desperdicio:
es eso
o
todo lo es.




los últimos días del joven suicida

puedo verme ahora
después de todos estos días y noches suicidas
siendo empujado sobre ruedas fuera de uno de esos asilos estériles
(claro que esto solamente, si me vuelvo rico, famoso y corro con suerte)
por una enfermera subnormal y aburrida…
heme ahí sentado recto en mi silla de ruedas…
casi ciego, con los ojos vueltos hacia atrás en dirección a la parte más oscura de mi cráneo
deseando
la misericordia de la muerte…

“¿No es un día hermoso, señor Bukowski?”

“Oh, sí, sí…”

los niños pasan caminando y yo ni siquiera existo
y mujeres hermosas caminan por ahí
con grandes y ardientes caderas
y cálidos traseros y todo en ellas ajustado y ardiente
rogando ser amadas
y yo ni siquiera
existo…

“Hacía tres días que no estaba tan soleado,
señor Bukowski.”

“Oh, sí, sí.”

heme ahí, sentado recto en mi silla de ruedas;
más blanco que esta hoja de papel,
exangüe,
con los sesos idos, cualquier riesgo ido, yo, Bukowski,
ido…

“¿No es un hermoso día, señor Bukowski?”

“Oh, sí, sí… “ orinando mi pijama y escurriendo saliva de
mi boca.

2 escolares corren por ahí-

“¿Oye, viste a aquél anciano?”

“¡Cristo, sí, me daba asco!”

después de tantas amenazas con hacerlo
alguien más ha cometido suicidio por mí
finalmente.

la enfermera detiene la silla de ruedas, arranca una rosa de un arbusto cercano,
lo pone en mi mano.

yo ni siquiera sé
lo qué es. podría ser inclusive mi pájaro
por todo el bien
que me hace.




gato atigrado

lleva una mezclilla azul y zapatos tenis
y camina con dos chicas
de su edad.
de vez en cuando da saltos
en el aire y
chasquea juntando sus talones.

es como un joven potro
pero de alguna forma me recuerda
más a un gato atigrado.

su trasero es suave y
no tiene más que un cerebro
de mosquito.

salta por atrás justo al lado de sus chicas
chasqueando al juntar sus talones.

entonces jala el cabello de una de ellas
se lanza sobre la otra y
estruja su cuello.

se ha tirado a las dos y
se siente satisfecho consigo mismo.
todo pasó de una forma
tan fácil para él.

y yo pienso, ah,
mi pequeño gato atigrado
qué noches y días
te esperan.

tu suave trasero
será tu perdición.
tu agonía
será interminable
y las chicas
que ahora son tuyas
pronto lo serán de otro hombre
que no consiguió sus galletas
con crema tan fácil
y tan prematuramente.

las chicas están practicando contigo
las chicas están practicando para otros hombres
para alguien fuera de la jungla
para alguien fuera de la jaula del león.

yo sonrió mientras
te miro caminando
y chasqueando al juntar tus talones.

dios mío, muchacho, temo por ti
la noche
en la que lo descubras.

por ahora es un día soleado.

da saltos
mientras
puedas.



metamorfosis

vino una novia
que me hizo la cama
lavó y enceró el piso de la cocina
lavó las paredes
pasó la aspiradora
limpió el retrete
y la bañera
lavó el piso del baño
y cortó mis uñas de los pies y
mi cabello.

luego
todo en el mismo día
vino el plomero y reparó la llave de la cocina
y el retrete
y el técnico del gas reparó la calefacción
y el técnico del teléfono reparó el teléfono.
ahora estoy sentado aquí en medio de toda esta perfección
hay tanto silencio.
rompí con mis tres novias.

me sentía mejor cuando todo estaba
desordenado.
me tomará varios meses hacer que todo vuelva a la
normalidad.
ni siquiera encuentro una cucaracha con la que pueda convivir.

perdí mi ritmo.
no puedo dormir.
no puedo comer.

me han robado
mi suciedad.



un poema es una ciudad

un poema es una ciudad con calles y alcantarillas
lleno de santos, de héroes, de mendigos, de locos,
lleno de banalidad y de alcohol,
lleno de lluvia y de truenos y de periodos de
sequía, un poema es una ciudad en guerra,
un poema es una ciudad preguntándole a un reloj por qué,
un poema es una ciudad en llamas,
un poema es una ciudad asediada por armas de fuego
es una peluquería llena de cínicos borrachos,
un poema es una ciudad donde Dios monta desnudo
por las calles como Lady Godiva,
donde los perros ladran en la noche, y ahuyentan a la
bandera; un poema es una ciudad de poetas,
la mayoría de ellos bastante similares
y envidiosos y amargados…
un poema es esta ciudad en este instante,
a 50 millas de ningún sitio,
a las 9:09 de la mañana,
el sabor del licor y del cigarro,
sin policías, sin amantes, caminando por las calles,
este poema, esta ciudad, cerrando sus puertas,
con barricadas, casi vacía,
lúgubre sin lágrimas, envejeciendo sin piedad,
las montañas rocosas,
el océano como llamas lavanda,
una luna despojada de su grandeza,
una música débil proveniente de ventanas rotas..

un poema es una ciudad, un poema es una nación,
un poema es el mundo…

y ahora pego esto tras un cristal
para el insensato escrutinio del editor,
y la noche cae en otros lugares
y unas mujeres pálidas y grises hacen línea,
y un perro persigue a otro hasta el estuario,
las trompetas anuncian las ejecuciones
mientras los hombres insignificantes vociferan por las cosas
que no pueden hacer.