la hora de la verdad
demasiado[,]
muy poco
muy gordo[,]
muy flaco
o un don nadie
risas
o lágrimas
resentidos[,]
amantes
extraños con caras
de cabeza
de tachuela
ejércitos corriendo a través
de calles bañadas en sangre
agitando botellas de vino
violando y pasándoles las bayonetas
a las vírgenes
o un viejo en una habitación de motel barato
con una fotografía de M. Monroe
la soledad en este mundo es tan grande
que puedes contemplarla al ritmo lento de
las manecillas del reloj
la gente está tan cansada[,]
mutilada
tanto por amor como por desamor
la gente simplemente no es buena entre sí
una con otra
los ricos no son buenos con los ricos
los pobres no son buenos con los pobres.
tenemos miedo.
nuestro sistema educativo nos dice
que todos podemos ser
unos ganadores presuntuosos.
[pero] no nos dice nada
sobre la bajeza
o el suicidio
o sobre la picazón que en un solo sitio
le puede provocar el miedo
a una persona
intocable
inefable
regando una planta
la gente no es buena entre sí
la gente no es buena entre sí
la gente no es buena entre sí
supongo que nunca lo será
no pido que lo sea.
pero algunas veces pienso en
ello.
los abalorios seguirán meciéndose
las nubes seguirán nublándonos
y los asesinos seguirán decapitando niños
como si se tratara de darle una mordida a un cono de helado
demasiado
muy poco
muy gordo
muy flaco
o un don nadie
más resentidos que amantes
la gente no es buena entre sí
quizás si lo fuera
nuestras muertes no serían tan tristes
mientras tanto miro a unas jovencitas[,]
vástagos[,]
flores de oportunidades.
tiene que haber algún modo
seguramente hay un modo en el que todavía
no hemos pensado
¿quién puso este cerebro dentro de mí?
ruega
exige
afirma que debemos tener alguna oportunidad
se niega a decir
“no”